Un destino muy acogedor sobretodo para ir en familia y pasar el día haciendo un picnic en las zonas verdes que veremos. Nada más llegar a San Nicolás de Bujaruelo, antiguo hospital de peregrinos, y donde también se encuentra un puente medieval y una ermita derruida. Tenemos a nuestros pies una gran extensión donde pasear, observar y disfrutar de un día en familia.
Partiendo en coche desde Botaña; cogemos la N-260 por Av. de Ordesa durante unos 36km, nos desviamos por la pista A-135 durante 5km y acabamos el último tramo a la izquierda hacia San Nicolás de Bujaruelo durante 3km. Recorreremos el camino en coche en un máximo de 50 minutos. Algunas de las rutas de la zona son:
Ruta corta: Valle de Ordiso (1h30min)
Sin cruzar el puente medieval, se toma la dirección norte por la continuación de la ancha y evidente pista forestal que sale a nuestra izquierda, cerrada mediante una cadena al tráfico rodado. Bordeando las laderas de la esquina este de la sierra del Turbón, cubiertas más arriba por pino negro, la pista toma una bifurcación antes de atravesar el Ara por el puente de Oncins, hacia la izquierda sube al valle del Otal y a la derecha, tras atravesar un pequeño puente, continúa por la zona alta de la cuenca del río Ara, dirigiendo la excursión hasta el puente de Ordiso.
El río Ara se encajona formando rápidos saltos. A unos 30′ de iniciar la excursión parte un pequeño sendero señalizado que va a un puente colgante sobre el Barranco de Ordiso, nombre que adquiere esta zona del río Ara. En el cielo los buitres planean aprovechando las corrientes térmicas de aire. El camino discurre en el linde de hayas y de abetos, en una zona donde abundan los hongos: boletos diversos y numerosas setas lignícolas que crecen sobre la madera.
Una vez que se llega a la cabaña refugio al final de la pista, podemos descender hasta un puentecito cercano y contemplar al río Ara descendiendo entre cascadas con el Macizo de Vignemale como telón de fondo. Este puente da paso al valle lateral de Ordiso, en sus praderas subalpinas nidifican las collalbas grises y los colirrojos tizones, también podemos encontrar en esta zona y cerca del río la rana pirenaica y el tritón pirenaico. En el valle, junto al ganado que pasta en verano, podemos ver sarrios, marmotas, chovas y un sinfín de flores esparcidas por sus verdes praderas en un paisaje que cierran los montes de Ferreras y Mallaruego y el pico Ordiso A la entrada, en la ladera de orientación norte, una masa espesa de hayas recuerda el carácter continental de estos bosques.
Ruta corta: Valle de Otal (1h30min)
Ruta larga: Ibón y puerto de Bernatuara (5h aprox)
Dejamos el coche en la pradera para iniciar la dura ascensión ya que se ha de ganar un desnivel de 1.000 m., en unos 4 km. Atravesamos el bonito puente románico que cruza el río Ara para tomar el sendero en el que en una gran piedra indica dirección Puerto de Bujaruelo. El sendero se inicia en fuerte pendiente a través de un bosque por el que discurre una senda labrada en la pedriza por el agua y que si ha llovido los últimos días se convierte rápidamente en un arroyo por el que chapoteamos. Observamos unas marcas que indican vías de escalada para salvar la pared vertical por la que zigzagueamos durante al menos 30 min.
En poco más de 35 min. llegaremos a una zona en la que vemos una señal que advierte del peligro de aludes en la zona (a tener en consideración en épocas de nieve), pero solo en caso de ir al Puerto de Bujaruelo o Gavarnie y el Ibón de Lapazosa, ya que este sendero transcurre en fuerte pendiente bajo las verticales paredes de los espectaculares contrafuertes. Nosotros tomamos el sendero que aparece a nuestra izquierda que indica «Ibón» con puntos amarillos y que ya nos acompañarán durante el resto del camino.
Tras recorrer unos metros cruzamos por el puente el barranco de Lapazosa y nos adentramos en un bonito hayedo por el que tras unos 10 min., llegamos a una pradera. Estamos en la Plana de Sandaruelo. Nos adentramos en la planicie hacia el Refugio de la Plana de Sandaruelo. Aprovechamos la ocasión para beber algo de líquido. El camino continua por la vertiente derecha del barranco justo por detrás de la cabaña. Es importante no descender, ni cruzar el río por detrás del refugio. En este punto el sendero, siempre bien marcado con hitos y puntos amarillos, asciende algo más suave por la propia Plana de Sandaruelo bordeando el margen derecho del barranco hasta el fondo del mismo. Cruzamos el barranco y más adelante lo volvemos a cruzar para retornar a su margen derceha, en dirección al pico de Crapera. Esta vez el sendero vuelve a ser en fuerte pendiente, es quizás la parte más dura de la ascensión. Prosigue zigzagueante hasta una cornisa, dejando a nuestra derecha diversas cascadas que desaguan por el sumidero del propio Ibón.
La cornisa nos deja en un collado donde nos encontramos el Ibón de Bernatuara. El Ibón en este punto aparece repentinamente ante nuestros ojos de los pliegues de la montaña, con sus cristalinas aguas, aunque debido a la profundidad se tornan de color verde, su redondez es perfecta, se asemeja mucho a los lagos que se hallan en el interior de los cráteres volcánicos. Desde aquí y a nuestra espalda durante toda la ascensión, las vistas son impresionantes a medida que ganamos altitud. Las paredes verticales con los neveros perpetuos en la base de los sombríos contrafuertes del Pico Gabiétou Oriental y Occidental son espectaculares, así como del Taillón justo al éste de los Gabiétous, y entre ambos picos el ya pequeño Glaciar de Gabiétous contenido en su característica cubeta glaciar.
La ascensión no queda aquí, descendemos hasta el fondo del Ibón, para bordearlo por su margen derecha y ascender al Puerto de Bernatuara. Comemos algo para recuperar fuerzas, realizamos algunas fotos e iniciamos el descenso por el mismo camino por el que hemos subido. El descenso se realiza en poco menos de 2 horas.
Calle Única, 0 S.N.
Caserío De San Martín De Morcat
22149 Morcat, Huesca España